La psicoterapia es un proceso en el cual el terapeuta establece un vínculo con el paciente que le permite trabajar desde el autoconocimiento de su propio funcionamiento mental y emocional, otorgándole un saber de si mismo que lo posibilita a moverse de un lugar de malestar, de padecimiento a uno de mayor aceptación y bienestar. Es una labor de dos donde tanto terapeuta como paciente trabajan en conjunto y se acompañan en el descubrimiento de la verdad del sujeto.

 

Los resultados óptimos de una psicoterapia llevan al paciente a conocerse mejor, tener la capacidad de tomar decisiones en su vida, mejorar sus relaciones interpersonales, aumentar su autoestima, tener una adecuada imagen de si mismo  y  mejorar considerablemente su calidad de vida.

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La interpretación y acompañamiento que el terapeuta realiza a lo largo de las sesiones lleva a establecer un espacio óptimo de trabajo para que el individuo en Psicoterapia Psicoanalítica realice el análisis y los cambios necesarios para modificar su funcionamiento.

 

El tratamiento funciona como una “válvula de escape” de las emociones, sentimientos y pensamientos. Lo anterior es distinto a la catarsis; este último evento emocional es inmediato, de breve duración y de poca o nula utilidad debido a que se exige a la persona a "sentir". La terapia psicoanalítica va al ritmo de la persona, sin exigencias, sin presiones; es un acompañamiento al proceso único del individuo.